domingo, 20 de junio de 2010

La frágil paz

Kirguizistán. Es un país enclavado hacia el oeste de China. Al sur de Rusia (con Kazajistán de por medio) y al norte de Afganistán. Tiene una superficie un poco menor a doscientos mil km2, esto es, un poco mayor a la provincia de Córdoba(Argentina). Esta nación, es una más de las que alcanzaron su independencia en la década del noventa al caer la Unión Soviética. Como muchos de los países de toda la región, sus fronteras contienen una mayoría étnica única. Pero a su vez, minorías que en muchos casos son relegadas o se sienten oprimidas. Esta convulsionada nación, con gobiernos que no llegan a cumplir el mandato establecido, ha sufrido una explosión de violencia interétnica, que en apariencia tiene su origen en la hostilidad siempre latente entre las etnias existentes. Kirguizistán limita al suroeste con Uzbekistán, y a su mayoría étnica la componen los kirguises. Pero también poseen una minoría que representa aproximadamente el %15 del total de la población y son los uzbekos. Esta minoría se concentra en el sur del país, llegando a ocupar mayormente los centros urbanos y significando, en algunos casos, la mitad de la población.
La cuestión principal es, que con el recrudecimiento del conflicto se han reportado centenares de fallecidos y miles de heridos y desplazados. Toda la sensación de odio étnico e intolerancia. ¿Pero cuál fue la chispa?
Inevitables surgen las preguntas: ¿Qué países tienen bases militares en esta zona tan estratégica para los conflictos actuales y los por venir? Bingo. Estados Unidos y Rusia. Segunda pregunta. ¿Quienes se benefician alentando la creación de nuevas naciones con instituciones débiles y susceptibles de la manipulación económica? Bingo...

jueves, 10 de junio de 2010

¿Quién manda? ¿Hillary o Barack?

Obama, el primer presidente negro de los Estados Unidos trajo nuevos vientos en la potencia. Si bien las expectativas creadas en su torno eran excesivas, su asunción al cargo implicó una nueva forma de hacer política, al menos para la Casa Blanca. Obama desde lo discursivo intentó acercar posiciones con el mundo islámico, dejar de lado el concepto del choque de civilizaciones y mostrar una nueva cara norteamericana. Más cercana al diálogo, casi pregonando una abandono a conductas imperialistas. En el plano económico, mostró su apoyo a las medidas que tienden a frenar la llamada fiesta de la especulación financiera. Lo cierto, es que tanta intención hacia el mundo exterior lo terminó enfrentando con su realidad local. Generó un gran esfuerzo para lograr la reforma sanitaria y apuntó sus discursos a la política doméstica, a los problemas de empleo y salud locales. Sus detractores domésticos lo acusaban de mirar demasiado el mundo exterior, sus críticos extranjeros le machacaban su escasa influencia real en los hechos. La izquierda lo ve timorato, insuficiente. La derecha, un comunista camuflado.
La realidad global implica estructuras de poder, enquistadas en las instituciones norteamericanas. Un establishment receloso y manipulador que parece encontrar en Hillary Clinton la mano que mece la cuna de los sueños imperialistas. Así, Obama desgasta sus fuerzas convenciendo a sus compatriotas de sus políticas. Mientras, se diluye su crédito planetario, la esperanza de cambio en el mundo que suscitó su imagen en El Cairo hablando al mundo musulmán de paz y cooperación.
Clinton, perdidosa en las internas presidenciales, asume un poder inusitado en el plano internacional. Visita China y discute sus políticas económicas. Interpela a Corea del Norte en nombre de la paz global. Habría intercedido para alejar a Obama de Lula (hago referencia a la cancelación de la visita oficial de Obama a Brasil). Asegura que la gestión de Brasil y Turquía sólo le otorgan tiempo a Irán y su plan nuclear, convirtiendo -según sus expresiones- al mundo en un lugar menos seguro. Visita a América Latina y habla del rol estadounidense en la región.
Finalmente, es ella quien tiene el apoyo de las estructuras de poder económico que no desean cambios en el planeta. Tal vez, suficientes argumentos para considerar la imagen de un Obama cercado y una Clinton protagonista. ¿O acaso imaginamos a Hillary llamando a Barack todas las noches para recibir instrucciones?